Espiritualidad: ¿dinámica?
Quizás sea porque estamos entrando en septiembre que me encuentro reflexionando sobre varias cuestiones. Hoy quiero hablarles sobre la dinámica en la espiritualidad, o más bien, la falta de ella en muchos casos. No sé si esto me llevará a una conclusión concreta o simplemente invitará a la reflexión, o tal vez no cause nada en absoluto, y en cualquier caso, está bien. Las cosas llegan a quienes les tienen que llegar.
A lo largo de los años, he defendido ciertas posturas, pensamientos y filosofías. Un buen día —aunque realmente no fue de un día para el otro—, todo esto dejó de tener sentido para mí. Comencé a sentirme mal. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a continuar? Y sí, si se lo están preguntando, me refiero al Sendero de la Mano Izquierda en general, y a la «Tradición» Draconiana en particular. Simplemente, un día me di cuenta de que ya no había nada nuevo que estas vías pudieran ofrecerme. Todo lo que me podían dar, ya me lo habían dado, y era tiempo de seguir adelante, de continuar el viaje. Insistir en lo mismo solo generaba estancamiento en mi vida.
Este proceso me llevó a comprender, pero de una manera profunda, no solo en la palabra o la idea superficial, que la espiritualidad es algo en constante cambio. Hoy podemos desear una cosa, y mañana otra. Y esto no es síntoma de no saber lo que queremos, al menos no si hemos dedicado años a ello. Es más bien una señal de que la vida cambia, que nosotros no somos siempre los mismos. Para muchos, este cambio puede representar un miedo o una situación de angustia, porque aquello que nos daba sentido, un buen día puede ya no tenerlo. Pues bienvenidos a los procesos de la espiritualidad.
Es posible que algunas personas se sientan decepcionadas con lo que estoy diciendo, o que se molesten porque expreso que el Sendero de la Mano Izquierda o lo Draconiano ya no es lo mío. Sin embargo, sigo enseñando de manera privada a quienes me lo solicitan, porque trascender algo no significa que el saber desaparezca. Al contrario, creo que hoy puedo explicar las cosas desde una perspectiva más madura. Entiendo que los fanáticos y extremistas puedan pensar que he traicionado el sendero. A ellos les deseo de corazón que algún día puedan madurar y ver más allá de sus propias ideas extremas.
Por otro lado, creo que la espiritualidad mágica es un viaje hermoso, con sus altos y bajos, como la vida misma. Creo que debemos ser responsables de lo que hacemos y decimos. No debemos tomar las cosas a la ligera, y mucho menos cuando tratamos con elementos oscuros, ya que cuando los invitamos a nuestras vidas, suelen producir cambios inesperados. La autorresponsabilidad es fundamental; no busques culpables afuera, ni pretendas que otros se hagan responsables de lo que vos mismo hacés. Es crucial dejar de echar culpas a los demás y reflexionar sobre nuestras propias acciones.
Si estás iniciando tu viaje espiritual, no te limites por nada ni por nadie. Es necesario explorar y probar diversas cosas hasta encontrar lo que realmente te hace bien. Y si ya estás en el viaje, y de pronto te encontrás en la misma situación que yo, donde lo que antes te satisfacía ya no lo hace, no te preocupes. No hay castigos ni consecuencias por cambiar de rumbo. Tenés la libertad de ir hacia otro lado.
En definitiva, esta es una pequeña reflexión sobre la espiritualidad, sobre entender que no está escrita en piedra, que puede ser dinámica. Aprendamos a cambiar y movernos cuando lo necesitamos.